
Cantidad de páginas: 300
Clasificación: Muy Bueno
Editorial: Nube de tinta
Reflexión:
Cuando nos dicen que un familiar o ser querido esta enfermo y que es crónico, uno de inmediato tiende a disculparse, como si fuera culpa nuestra que este enfermo, bueno eso es algo que nunca he entendido, eso y que el enfermo se eche a morir y no luche, se que es agotador y que emocionalmente no se encuentran bien, mi hermano menor es diabético insulino dependiente, es decir, deberá pincharse insulina por el resto de su vida, lo he visto llorar y preguntarse un millón de veces por qué a él, pero nunca obtiene respuesta y yo como hermana mayor lo único que puedo decirle es que siga adelante y que sea feliz y pensé que era hipócrita de mi parte decir eso, yo no estoy enferma, no soy ya la que tiene que pincharse para poder comer, no se lo que se siente, no se lo que ÉL siente, pero este libro me ayudo para poder decirle a mi hermano "Hey!, hay gente que lo tiene peor y de igual manera es muy feliz".
Hazel en el libro hace bromas respecto a su enfermedad y la de sus amigos, que por cierto también tienen cáncer, vive como si su enfermedad fuera solo un pequeño inconveniente. Eso hace al libro tan bueno, cuando supe que se trataba sobre jóvenes con cáncer creí que serian protagonistas que cada 2 párrafos llorarían sobre lo desgraciada que es su situación, pero no, me encontré con una historia de facil lectura, ligera y muy entretenida, aunque debo confesar que llore como un bebe en muchas partes, pero que al final me hizo pensar, por muy complicada que se me ponga la vida, con amor, humor y lucha todo puede seguir tal cual es y que no es el fin del mundo porque de verdad, hay gente que lo tiene mucho peor. Porque un joven de 17 años que queda ciego por culpa del cáncer, una joven de 17 años que no puede respirar por que sus pulmones se llenan de liquido y otro joven de 17 que es cojo porque un osteosarcoma se llevo una de sus piernas es mucho peor, no?.